Gracias por venir...


Secuestro ganador...

Hoy es el dia de dar por finalizado nuestro reto mensual y otorgar el premio a nuestro ganador.

Dar en primer lugar las GRACIAS a todos los que sacasteis un ratito para jugar con nosotros en este reto. En esta semana propondremos el nuevo reto de este mes... en el que secuestraremos un poco menos de vuestro tiempo, pero esperamos volver a contar con vuestra participaciòn.

El premiado en el reto mensual sobre el secuestro es Max, al que encontrareis en su blog:
vestido para amar

Recomendado para los que no lo conoceis pasar a leerlo.

Aqui tu premio Max:





Y ahora os dejo aqui el texto ganador, que tambièn podreis encontrar en su entrada Jolly Roger

El rumor de las olas rompiendo contra el acantilado era la música que acompañaba sus sueños. Por la ventana entreabierta, una leve brisa acariciaba su cuerpo tendido sobre el lecho en el que reposaba su soledad, allí donde día tras día ahogaba velados deseos, brasas candentes pidiendo ser apagadas, mil ilusiones y palabras de amor revoloteando confusas alrededor de su consciencia. Y se retorcía de placer amándose entre la suavidad de las sábanas, y gozaba fugazmente, y lloraba después con amargura, porque no eran otras manos las que le aliviaban, porque sus labios se secaban al besar el aire, porque sus pechos suplicaban caricias, y su sexo el calor de la noche.

Entre la abertura que dejaban los visillos del ventanal, nunca se percató de la silenciosa sombra masculina que día tras día le observaba durante horas, cautivados sus oídos con los delicados suspiros que profería, y que a él se le antojaban ardientes plegarias. Esa noche quiso mirarla más de cerca, escuchar su respiración, disfrutar de la hermosura de ese cuerpo desnudo, esos muslos torneados, esos pechos relajados, turgentes, que la claridad de la luna mostraba en todo su esplendor. Con sigilo, se introdujo en la alcoba, a escasos metros de ella, clavó la mirada en sus cabellos, y no pudo reprimir la apremiante necesidad de acariciarlos. Al hacerlo, ella de pronto despertó alarmada, sin apenas tiempo para reaccionar. Con la agilidad vertiginosa de un felino, la sombra se abalanzó sobre su presa tapándole la boca con delicadeza para evitar que gritara. Asombrada aún, notó sin embargo que no corría ningún peligro, ignoraba el motivo, pero de alguna manera, presentía que se iba a ver envuelta en algo muy intenso, impensable, una voz interior le animaba a vencer el miedo, relajar sus músculos, y dejarse llevar por la fuerte atracción que incomprensiblemente le producía la situación. A continuación, el intruso le vendó los ojos, y ató con cuidado sus manos, la tomó en brazos tras envolverla en la sábana, y se la llevó consigo en dirección al acantilado, desapareciendo ambos a través de una espesa bruma que súbitamente lo envolvió todo. Aunque el pañuelo negro que tapaba sus ojos le impedía saber el lugar en el que se encontraba, su olfato podía percibir un intenso olor a madera enmohecida, e instantes después, notó como la depositaba delicadamente sobre una mullida cama. Su corazón palpitaba desbocado, deseaba fervientemente que ese hombre desconocido la poseyera, la dominara a su antojo hasta convertirla en su juguete. Por eso no opuso resistencia alguna cuando ató sus muñecas de nuevo, ésta vez a la cabecera de la cama, ni tampoco cuando separó bruscamente sus muslos y palpó el húmedo ardor de su vagina, no pudiendo evitar que un ahogado gemido escapara de su garganta. Después, él se llevó la mano a la boca, y tras lamerse la palma con la voracidad de un lobo hambriento, se despojó del pantalón sin dejar de mirarla.


Totalmente abstraído, acarició sus erguidos pezones con la punta del pene, para seguir hasta su cuello, sus mejillas, pasando con lentitud su glande ardiendo por la comisura de los labios de esa mujer que intentaba en vano retorcerse, aferrar con sus manos ese miembro poderoso, y devorarlo con la fuerza de su alma.

Asiéndola fuertemente por los rojizos cabellos, apretó su cara contra el pecho, obligándole a que lo mordiera con la mayor fuerza posible; así lo hizo, y con cada mordisco, él embrutecía más y más, emitiendo rugidos sobrenaturales, casi de ultratumba, que resonaban como un tambor en sus oidos, y ella se sentía más y más salvaje, Ya nada se preguntaba, nada le inquietaba, su única intención era ser poseída cuanto antes, y saber que todo aquello no era un sueño, un fugaz devaneo de la imaginación. Cuando su grueso miembro comenzó a penetrarla, chilló una y otra vez como poseída, suplicando más y más placer, entregada por completo a esa fuerza viril que por momentos parecía dispuesta a taladrar la frontera de sus entrañas y partirla en mil pedazos. El orgasmo que ambos sintieron al unísono no tuvo parangón. Se besaron con ardor infinito durante horas, hasta que el filo de un puñal cortó las ligaduras que la mantenían aprisionada a la cama, permitiendo que sus brazos liberados abrazaran el torso de aquél que con tanto ímpetu le había hecho tan feliz, sintiéndose la mujer más amada y deseada del universo.


Entonces, él arrancó de un tirón el camafeo que pendía de su cuello y lo depositó en su mano derecha cerrándosela lentamente, y envolviéndola de nuevo en la sábana, volvió a cargar con su amante entre los brazos hasta que la devolvió de regreso a su alcoba. Tras unos segundos eternos, aflojó la venda que aún le tapaba los ojos, besó dulcemente sus labios, y se marchó en silencio, saltando precipitadamente al exterior. Ella se despojó ansiosa del vendaje, y examinó con curiosidad el oxidado camafeo que tenía en su mano y que parecía contener un antiquísimo retrato femenino que limpió con esmero y ansiedad.

El corazón le dio un vuelco, y un desgarrado escalofrío la recorrió de arriba abajo, helando la sangre que fluía por sus venas, ¡No podía ser cierto! ¡Se trataba de su propio rostro!. Jadeante, corrió hacia la puerta y salió al exterior mirando hacia el mar que parecía enfurecerse por momentos, intensos relámpagos iluminaban el acantilado, seguidos de truenos furiosos que hacían casi temblar la tierra, la lluvia comenzó a caer con inusitada virulencia, y pudo apreciar como un viejo galeón desvencijado que parecía volar entre las olas, se alejaba veloz hasta perderse en el interior de una nube de espesa niebla. Velas rasgadas, casco carcomido, mascarón de proa destrozado,… y en lo más alto del mástil, satisfecha por fin después de siglos de amargura y desesperanza, con indescriptible orgullo, ondeaba poderosa mostrando su descarnado rostro a los cuatro vientos, Jolly Roger, la bandera pirata.

8 comentarios:

La sublime esencia de mi ser dijo...

Sublime...honor..besos

Max dijo...

Un detallazo de este tipo te alegra el dia y el corazón, y lo guardas celosamente en la vitrina que llevas dentro.

Millones de gracias!!
Y de besos
;-)

Borrasca dijo...

Ya había leído el relato de Max cuando lo publicó en su blog, coincido en la apreciación, es muy bueno.

Besos borrascosos

EMBRUJADA dijo...

Espero que disfrutèis del viernes...Sàbado y Domingo..

Un beso de Embrujada y gracias por venir a verme...

Felicidades al Ganador

Shunyata dijo...

Pues tendremos que pasar por alli y releerlo , gracias por esta recomendcion, un abrazo

Sensaciones Encontradas dijo...

Gracias a todos por comentar en esta entrada.
Max te mereces de sobra este premio, por la delicadeza que muestras en todos tus relatos, por explicar de una forma tan sublime esa pasiòn y por el cariño que ofreces a los que te leemos.

Besos a todos

La Mary Venusina dijo...

Muy bueno! Felicitaciones por el premio!

Besotes!

Anónimo dijo...

Muy bueno y digno del premio. Una gran felicitación para ti Max. Un saludito también para ti Sensaciones encontradas. Me ha gustado tu acertada elección. Hasta siempre amiga mía.